domingo, 2 de junio de 2013

La fe y la obediencia


La verdadera fe exige acción, actitud y sacrificio

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció…” Hebreos 11:8
Vemos así que la fe es más una cuestión de obediencia a la Palabra de Dios, ya que esta obediencia de la que Abraham manifestó, ¿acaso no denota una calidad de fe sobrenatural agradable a Dios?
Por eso el apóstol Santiago, escribiendo a los cristianos, hizo esta pregunta:
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo?”
Santiago 2:14
Él está afirmando que la verdadera fe exige acción, actitud y sacrificio. ¡Todo eso está dentro del contexto de la obediencia a la Palabra de Dios! ¡Eso es la fe seguida de obras!
Santiago no se refiere a la justificación por las obras de caridad, aunque él también relacione la caridad con la fe más adelante.
¡Pero ésa no es la acción principal de la fe, pues si la caridad fuese suficiente para justificar a alguien, entonces el Señor Jesús no precisaría venir a este mundo y exponerse a la muerte, y muerte de cruz!
El gran problema que el apóstol ya observó en aquellos días es lo que hemos visto en los días de hoy. La mayoría de los cristianos piensa que la fe debe ser pasiva, esto significa, que creen en el Señor Jesús como único Salvador, pero piensan que esa creencia es suficiente y que no es preciso pelear el buen combate de la fe.
Ellos piensan que luego de haber confesado la fe en Dios deben mantenerse quietos, callados, sosegados, en fin, esperando Su vuelta pasivamente. Tal vez creen que por el hecho de ser convertidos, el diablo nunca va a molestarlos, y los dejará en paz aguardando el regreso del Señor Jesús. ¡Ese pensamiento absurdo ha sido la causa de la miseria de la Iglesia de nuestro Señor! ¡Ya que lo que más se ha visto son creyentes fracasados, derrotados y hasta endemoniados! ¿Cuántos creen en las promesas de Dios, pero han vivido una vida totalmente contraria a lo que han creído?
“El Señor es mi pastor; nada me faltará.”
Salmo 23:1
Y la pregunta que dejo aquí no es para ofender, sino para obligar a mí hermano a pensar: ¿cuánto tiempo hace que cree en el Evangelio?, ¿Ha sido un verdadero cristiano pero su vida no sale del lugar que está? ¿Y eso por qué? ¡Justamente porque le ha faltado el ejercicio de la fe en acción! ¡Hay fe, creencia, pero no hay actitud, no hay combate, no hay el ejercicio de la fe!
El hecho es que la fe exige una acción por parte de quien la tiene, y esa acción es identificada por la obediencia a Aquel en quien se cree.
El apóstol Santiago concluye, diciendo:
“Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta.”

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