miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dios no da cualquier cosa


 El sacerdote Ahimelec le dijo a David:
“No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si es que los criados se han guardado al menos de tratos con mujeres.”
                                  1 Samuel 21:4

Sabemos que el sacerdote es el representante de Dios en la tierra y en aquellos tiempos era el que hablaba y enseñaba la ley de Dios.
Si el sacerdote decía no, era porque Dios le había dicho “di que no” y si el sacerdote decía si era porque Dios le había mandado a decir que si, ahora acá el sacerdote como hablamos antes es el representante de Dios en la tierra que vive y habla según lo que Dios manda. También vemos que dice no tengo pan común en la mano, ósea Dios dice que no tiene una simple bendición para dar, Dios nunca da algo común, algo corriente Dios siempre da la bendición de manera tal que todos se maravillen por ella ya que la da en el momento, lugar y formas que para los ojos humanos son imposibles. Cuando dice “no tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado…” se refiere a que no tengo una simple bendición sino que tengo algo grande para dar.
Pero para que Él pueda dar esa bendición que es muy grande para eso requiere un sacrificio, una renuncia, por eso habla “PERO lo daré si es que los criados se han guardado de al menos trato con mujeres” ese PERO es una condición, una demanda, un sacrificio necesario para recibir esa bendición. Por eso que cuando una persona quiere casarse o conquistar algo grande en su vida financiera o cualquier otra gran bendición debe hacer un gran sacrificio, ahí vemos que también habla de la santificación que uno debe tener para ir ante Dios y clamar a El por una bendición grande ósea para reclamar a Dios uno debe estar  totalmente limpio porque si esta sucio no puede reclamar nada ya que vemos que Dios dice “si es que los criados se han guardado al menos de trato con mujeres” ósea  Dios nos va a bendecir pero siempre y cuando andemos rectos en su camino y no desviemos de nuestra fe.
Dios los bendiga a todos.
Ob. Lucas Brissio

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